Racionalidad en la gestión

Racionalidad en la gestión

Las crisis hay que gestionarlas de forma que se obtengan resultados que sean válidos para todos. Definir el problema de forma exacta, es lo que permite tener conocimiento suficiente para poder obtener unos resultados que sean los adecuados. De nada sirve buscar soluciones si no se conoce el problema.

Y la comunicación ha de ser clara, concisa y verdadera. Se deben reducir los riesgos creados por las percepciones. Éstas, que son subjetivas, van asociadas a la incertidumbre del futuro, nada vale ya lo pasado. Ha de ser empática, breve, clara, directa e informal, eliminar el pánico y ser humilde en caso de tener que reconocer los errores. El silencio no es útil y genera más incertidumbre.

En estos momentos estamos ante la mayor incertidumbre que se haya conocido en los últimos cincuenta años en España. El problema no es tanto el Covid-19, que lo es por su virulencia y por sus efectos, sino que el problema de fondo es el colapso sanitario, la ya famosa curva que no permite una asistencia sanitaria de suficiente calidad para todos los enfermos.

Una vez definido el problema, se han de buscar las posibles alternativas para solucionarlo. Se ha tomado la que entiendo es la mejor (así la defino por mi falta de criterio en asistencia sanitaria), pero creo que las ponderaciones de las alternativas no han tenido en cuenta los efectos secundarios.

Y esos efectos secundarios son la economía y por ende, por la relación existente, las finanzas. Y hablamos de economía y finanzas públicas y privadas.

Ante estas incertidumbres, la gestión ha de ser racional y contundente. Las medidas el máximo posible que permitan las finanzas públicas nacionales y esperemos que de la UE. Y éstas deben ir apoyadas en otras de mayor calado que no son más que las ya solicitadas medidas fiscales. Ya se oye de las autoridades del BCE la necesidad de políticas fiscales que permitan liberar el corsé presupuestario y el déficit público, y ya son conocidas las corrientes económicas que así lo llevan proponiendo hace tiempo.

Y todos conocemos como diferentes políticas de otros países y sus acciones, han hecho que la gestión de esta incertidumbre tenga una mejor solución, o mejor dicho, unos mejores resultados.

El problema, al analizarlo en profundidad es, a mi criterio, un problema estructural. Y eso solo se combate con soluciones drásticas que mejoren el sistema. Existen varias tendencias que reconocen que la evolución del mismo será una de las claves asociadas a la evolución de la humanidad. Hay que llegar a un consenso para conocer cuál es el sistema que ha de hacer evolucionar a la humanidad, por lo menos los próximos 75 años.

Y eso, entre otros beneficios, permitirá que los populismos de ambos extremos se queden reducidos a cero por su innecesaria existencia.

Por tanto, después de hacer estas reflexiones sobre lo que hay que hacer, hay que hacerlo. Una hoja de ruta y un plan de acción son imprescindibles. Y eso, seguro permitirá acabar con un virus, o con todos los que se pongan por delante. Una gestión racional basada en unos principios básicos de naturaleza humana.

Para gestionar una crisis, hay que saber hacerlo por experiencia, y a falta de ella, por lo menos, pensando con racionalidad.

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